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Documento de conclusiones y recomendaciones

Se incluyen a continuación las propuestas más significativas y recomendaciones políticas que puedan contribuir no sólo a la posición española ante la cumbre UE-UA 2021, sino además al diagnóstico de los retos que enfrenta el continente africano, y sobre todo la aplicabilidad de la estrategia española hacia África, para una visión compartida y de prioridades comunes con los países africanos:

 

  • Respecto a la gobernanza y los conflictos en África, se enfatiza, en relación con el análisis en general de los contextos africanos, que desde los márgenes de la academia y desde las políticas públicas, no basta sólo el cómo se puede conseguir paz en África, sino en la variedad en los diagnósticos. Se han de abandonar los diagnósticos universales que expliquen el origen de los conflictos armados en cualquier lugar de África. Son necesarios además análisis multidimensionales, con aportaciones que entrelacen lo político, lo económico y lo social. Así mismo se debe considerar que la gobernanza ahora es multinivel, y no se debe señalar por tanto como responsable a un solo actor del escenario político, esto es, a los dirigentes africanos, sino que el poder está permeado por actores múltiples de dimensiones internacionales, que deben ser considerados a la hora de comprender un conflicto.
  • En la línea de distorsiones de los diagnósticos, se presenta a modo de ejemplo a la mujer africana como un “todo” y como permanentemente sometida y a la espera de asistencia externa para ser liberada. Esta es una percepción incompleta de la realidad de las mujeres africanas que no refleja además las diferentes agendas que puedan tener las mujeres en África. Se pregunta durante el Encuentro sobre las visitas oficiales de España a países africanos, en las que se incluyen reuniones con mujeres. La pregunta lanzada en tono de reflexión es: ¿con qué mujeres se reúnen? ¿Con mujeres del norte de Mali o con integrantes de las estructuras de poder en la capital?
  • Se debe tener en cuenta que África es un continente sobre-estudiado, en el que todo el mundo tiene una opinión/visión y hay muchas evaluaciones externas de organismos e instituciones internacionales. Por ello, se deben valorar especialmente en los diagnósticos realizados mecanismos de evaluación propiamente africanos.
  • Los think tanks pueden jugar un papel importante en las estrategias nacionales y de la UE hacia África. De esta forma, se anima a los gobiernos en general (y al de España en particular) a incorporar las visiones de la sociedad civil. Sin embargo, se enfatiza que la participación de la sociedad civil no se refiere a “marcar la casilla” de su participación en el proceso de análisis y elaboración de las estrategias, sino que ha de tenerse verdaderamente en cuenta. Esto se aplica no sólo a incorporar las “voces locales” africanas, sino además a revisar la participación de la sociedad civil en los países de origen (como España) en la elaboración de las estrategias de sus países hacia África.
  • En lo referido específicamente a las recomendaciones para el Gobierno de España, se valora muy positivamente la existencia del programa de acción de España hacia África, pero se sugiere lo siguiente: (i) divulgación del programa a través de las Embajadas para el conocimiento de la sociedad africana, (ii) claridad en lo que se quiere obtener, (iii) monitoreo y evaluación de las políticas, no sólo dentro de España, sino también fuera, y (iv) que se constituya un proceso continuo de relación con los actores locales y de escucha de las visiones africanas.
  • En el ámbito económico, se señala que es muy razonable que África aspire a una convergencia económica alcanzada en otras partes del mundo ya industrializadas con un alto coste para el planeta. Por ello, y para algunos panelistas, África debe incorporarse al proceso de impulso de las industrias verdes, pero con otra cadencia. Por ello, aunque la industrialización verde ofrece interesantes alternativas, debe considerarse poco realista e injusto no tener en cuenta además otras formas de industrialización.
  • En relación con esto, se señala una idea fundamental que la Administración española podría subrayar, y que se refiere a la conquista de soberanía en tanto que las decisiones tomadas en materia de sostenibilidad deben hacerse siguiendo unos intereses propios que favorezcan la situación africana, y no por inscribirse en las políticas internacionales y las relaciones con terceros países (ya se a China, o Europa). Para ello, se podría apoyar en general la elaboración de estrategias africanas hacia países terceros, al igual que la tienen los actores internacionales hacia África.
  • En el contexto de la COVID-19, que ha puesto en evidencia la vulnerabilidad y dependencia de las economías africanas de los mercados exteriores, se subraya en este sentido la responsabilidad compartida de la UE (y por ello de España) en el desarrollo conjunto de cadenas de valor regionales en África, a través del fomento de la inversión y creación de cadenas de valor para la exportación de productos finales africanos, propiciada con el apoyo de las empresas españolas como base del asociacionismo para una prosperidad compartida.
  • Desde el punto de vista de las relaciones internacionales, se debe abogar por un mayor multilateralismo y una estrategia en la que los diferentes actores trabajen de manera horizontal e igualitaria, acercándose a las necesidades de África. En relación con esto, surge la necesidad de reforzar la dimensión mediterránea, sobre todo entre España y algunos países del Mediterráneo, por la relación innegable de los dos continentes, motivada por causas geográficas de extrema cercanía (con África del Norte), los valores compartidos y la historia en común. Todo esto debe ser motivo más que suficiente para relanzar la cooperación y los partenariados sociales entre África y la UE, más unidas que nunca y cuya proximidad geográfica es mucho mayor que con el resto de los actores internacionales.
  • La retórica y la declaración de intenciones para una asociación entre iguales entre Europa y África está muy presente en numerosas estrategias, documentos y declaraciones de la UE desde hace varios años, y más recientemente, en el mandato de la nueva presidenta de la Comisión Europea. No obstante, todavía se observan incoherencias por ambas partes que alejan esta relación de una genuina relación entre iguales. Persiste una cierta visión desde Europa de esperar “lealtad” por parte de los países africanos a cambio de décadas de ayuda al desarrollo. Por la parte africana, todavía se persigue por algunas élites recibir más ayuda europea, y se defienden posturas contrarias en diferentes foros.
  • La posición española puede contribuir al paso de la retórica europea de asociación entre iguales a la práctica, mediante diferentes acciones:
    • La primera, poner en evidencia y no obviar las divergencias reales existentes entre ambas partes (en temas por ej. como las migraciones, relaciones comerciales, o los efectos del Green Deal de la UE sobre las exportaciones africanas).
    • La segunda, restaurar en la agenda europea los temas de gobernanza, abandonados posiblemente por la creciente influencia de otros actores internacionales que no han prestado atención a este aspecto, y buscar responsabilidades mutuas, no sólo en el lado africano (por ej. el papel de las empresas europeas).
    • En tercer lugar, trabajar por la corresponsabilidad en la financiación de la asociación UE-África, y que lal ayuda al desarrollo se destine, entre otras cosas, a que esta no sea necesaria (fortalecimiento fiscal, entre otros.)