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Gambia

La información reflejada en esta ficha ha sido revisada en enero 2025 por Jaume Portell, periodista especializado en economía y relaciones internacionales, en una actividad cofinanciada al 85% por fondos FEDER en el marco del proyecto AfricanTech (1/MAC/1/1.3/0088) dentro de la iniciativa INTERREG VI D MAC 2021-2027 

 

Cuadro macroeconómico:

Gambia es el país más pequeño del África continental y está inserido dentro del territorio de Senegal. El río homónimo que atraviesa el país desde el interior hasta la costa presenta oportunidades a un país que, tras seis décadas de independencia, aún no ha podido aprovechar este potencial. Tras 22 años de dictadura militar, Gambia completó con éxito la transición a la democracia en 2016. Desde entonces, el gobierno ha tenido que lidiar con una situación económica delicada, aunque el PIB no ha parado de crecer. Tras la caída del turismo (20% del PIB) durante la pandemia en 2020, Gambia ha ido recuperando poco a poco la normalidad, aunque aún no ha recuperado  los niveles previos a la pandemia. El PIB creció un 4.9% en 2022 y un 5.6% en 2023 según el African Economic Outlook, y alcanzó los 2340 millones de dólares ese mismo año, según el Banco Mundial. Los principales sectores son el turismo, la agricultura -muy enfocada en el cultivo de cacahuete- y la construcción. La diáspora gambiana, entre los cuales se encuentran 23 000 gambianos que viven en España, tiene un peso creciente en la economía del país: sus envíos periódicos representan una cuarta parte del PIB nacional. Esta entrada de divisas fue clave durante la pandemia para cubrir la caída de ingresos por el frenazo del turismo, y ya es un canal de entrada de inversiones en Gambia, enfocadas sobre todo en el sector inmobiliario y turístico.  

Deuda:

Gambia tiene un stock de deuda pequeño (1130 millones de dólares), pero con un peso determinante en la economía nacional. En 2022, el servicio anual de la deuda se disparó hasta superar los 100 millones de dólares, una cifra que se mantendrá hasta el final de la década. La salida de dólares por ese motivo y la poca diversificación de la economía son riesgos a tener en cuenta. La falta de dólares se traduce en una pérdida de valor de la moneda local, el dalasi, que en una década ha pasado de los 51 dalasi/dólar a los 74 dalasi/dólar actuales. En consecuencia, la mayoría de gambianos han perdido poder adquisitivo de forma estructural.  Según UNCTAD, el servicio de los intereses de la deuda representa un 9.5% de los ingresos del presupuesto gubernamental. Sin acceso al mercado privado, Gambia pide prestado sobre todo a los organismos multilaterales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o el Banco de Desarrollo Islámico. Los prestamistas bilaterales vienen de Oriente Medio y del sur de Asia: Arabia Saudí (11% de la deuda gambiana) y Kuwait (7%) completan el cuadro, donde también se halla la India (7%).

Importaciones y exportaciones:

Según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional, las importaciones en Gambia multiplicarán superarán con creces las exportaciones hasta el año 2028. Para sostener este déficit en la balanza comercial, las principales fuentes de ingresos son el turismo y las remesas -que en 2028, según el FMI, superarán los 700 millones de dólares anuales. La mayor parte de las exportaciones gambianas son cacahuetes sin procesar, anacardos, pescado y madera. Más de la mitad de las exportaciones acaban en India y China. Sus principales importaciones están ligadas a la energía (gasolina) y a la comida (arroz, trigo, aceite de palma). El origen de un tercio de las importaciones es China

. La fragilidad del dalasi, unida a la dependencia de estas importaciones, hacen de Gambia un país especialmente vulnerable a cualquier shock geopolítico -el conflicto en Ucrania disparó el precio de la gasolina y el trigo.  En un país donde el pescado es abundante, la posibilidad de producir fertilizante de forma local abriría oportunidades para la agricultura.  Una mayor autosuficiencia alimentaria en ciertos productos (cebollas, patatas) liberaría decenas de millones de dólares que podrían servir para importar maquinaria con la que aumentar la productividad agrícola. Todo ello depende de un suministro regular de electricidad que en Gambia depende, en un 40%, de un barco flotante de una empresa turca, el Karpowership.

Electricidad:

Gambia generó en 2022 menos de 0.5 TWh de electricidad. Esta cifra triplica lo que se generaba en el año 2000, pero no permite que el país pueda ofrecer electricidad a la mayoría de su población o se industrialice. El potencial para la energía solar es evidente, pero requeriría una inversión previa e importaciones de paneles solares.  Según el African Economic Outlook de 2024, el déficit de financiación en infraestructuras e innovación tecnológica de Gambia es de 2800 millones de dólares. Una cifra que parece importante si se compara a la economía del país, pero que es bastante menos de lo que España gastó en importar smartphones en 2023 (4252 millones de dólares).

Defensa:

El gasto anual en material de defensa fue de 13.2 millones de dólares en 2023, según SIPRI, un instituto sueco especializado en el comercio de este tipo de productos. Esta cifra representa un 0.58% del gasto del gobierno. El principal proveedor de Gambia fue, hasta su ruptura de relaciones diplomáticas en 2016, Taiwán.

Demografía:

Al igual que otros países de su entorno, Gambia ha visto como durante las últimas tres décadas ha cambiado la distribución de la población entre las zonas rurales y las zonas urbanas. En 1990, 6 de cada 10 gambianos vivían en las zonas rurales; hoy, tan solo son el 36% de la población. En ese periodo de tiempo el país ha pasado de apenas superar el millón de habitantes a 2.7 millones de habitantes. Muchos de ellos, ante la falta de oportunidades en las zonas rurales, se han desplazado a las zonas urbanas, donde ya viven la mayoría de los gambianos. La esperanza de vida ha aumentado de los 51 años de 1990 a los 63 años actuales. La mitad de la población tiene menos de 20 años.

Innovación tecnológica:

El uso de Internet en Gambia ha aumentado considerablemente durante los últimos años, y rebasó el 50% de la población en 2022. En 2010 la cifra no llegaba al 10%. El proyecto de una red nacional de banda ancha se pagó gracias a un préstamo del Banco de Importaciones y Exportaciones de China.

 

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