Casa África

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Deborah Bell

artista , pintora y escultora sudafricana

Deborah Bell nació en Sudáfrica en 1957. Es una de las artistas contemporáneas más célebres de Sudáfrica. Trabaja con diversos medios sobre lienzo y papel, realiza grabados a punta seca y bronces a gran escala. Su obra anterior, más política, ha dado paso a una investigación más amplia y profunda de la frontera entre mortalidad e inmortalidad, materia y espíritu, presencia y ausencia, lo cotidiano y lo mítico, lo terrenal y lo trascendente. En los últimos años ha desarrollado un lenguaje visual inmediatamente reconocible; sus imágenes son sencillas, austeras y simbólicas, aterrizadas, silenciosas, inmóviles y equilibradas. 

En su iconografía se inspira en diversas culturas (africana, china, egipcia, griega, paleocristiana y europea), filosofías (en especial la preocupación budista por la quietud y la liberación del apego y del ego) y psicologías (más Jung que Freud), pero su obra profundiza más, llegando finalmente a un lugar interno y personal que Bell ocupa en el mundo como artista, mujer y exploradora. Una tarea central es hacer presente lo desconocido, aprehendido en una serie de poderosas imágenes que son a la vez de ella y más allá de ella. Las primeras figuras de Bell, caracterizadas por el atrapamiento (en el campo, en el cuerpo), dieron paso a figuras que encarnan al buscador, a menudo acompañado de barcos, caballos, carros. Las imágenes de leones, perros, caballos y ángeles son recurrentes. Suelen ser figuras intermediarias entre el mundo físico y un reino superior más espiritual. También son aspectos de sí misma: los poderosos demonios que residen en todos nosotros, a menudo acompañados de figuras femeninas solitarias, algunas llenas de confianza en sí mismas, otras más vulnerables y menos seguras de su poder.

A Bell le interesa la imagen a medio formar: los espacios no escritos, aún no formados, hacia los que nos dirigimos en nuestra búsqueda del autoconocimiento. Su obra más reciente también se centra en la entrega al yo superior, al misterio del universo y a la simplicidad del presente. Todo su arte, ha afirmado, se orienta hacia la marca zen: el gesto único de la presencia absoluta. Su búsqueda continúa y ha dejado tras de sí una serie de imágenes totémicas de gran fuerza.

Deborah Bell ha trabajado con una gran variedad de medios a lo largo de su carrera y ha colaborado en varios proyectos de importancia histórica con contemporáneos como William Kentridge y Robert Hodgins. Bell se licenció y obtuvo un máster en Bellas Artes en la Universidad de Witwatersrand, y ha trabajado como artista en el extranjero y como profesora en varias instituciones de enseñanza superior sudafricanas, entre ellas la Universidad de Witwatersrand. Bell vive y trabaja en su estudio de Magaliesburg, además de colaborar en varios proyectos de los estudios de David Krut.

 

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