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El Dr. Denis Mukwege es un ginecólogo que trabaja en la región devastada por la guerra de Kivu, en la República Democrática del Congo (RDC). Como cirujano jefe del Hospital de Panzi, él y sus colegas han tratado a cerca de 40.000 mujeres víctimas de violación, desarrollando gran experiencia en el tratamiento de lesiones ginecológicas graves. A pesar de los ataques contra su vida, Denis Mukwege habla incansablemente para crear conciencia sobre las realidades de la guerra congoleña y sus graves y duraderas consecuencias para las niñas y las mujeres.
Denis Mukwege nació el 1 de marzo de 1955 en lo que hoy es la República Democrática del Congo (RDC). Estudió medicina en Burundi y comenzó su práctica en el Hospital Cristiano de Lemera, en el sur de Kivu, al este de la RDC. Impresionado por las terribles dificultades de las mujeres congoleñas en los partos, decidió especializarse en obstetricia y ginecología. Después de completar sus estudios en Francia, regresó a Kivu del Sur en 1989.
En 1996, el hospital de Lemera fue completamente destruido por la guerra civil. Con el apoyo de organizaciones de ayuda internacional, el Dr. Mukwege fundó entonces el Hospital de Panzi, en Bukavu, y se convirtió en su administrador y jefe de cirujanos. Hoy en día, el hospital cuenta con cuatro departamentos: obstetricia y ginecología, pediatría, cirugía y medicina interna. Además, el Hospital de Panzi ha estado sirviendo como hospital universitario para la Universidad Evangélica de África, que comenzó a funcionar cerca del hospital en 2011.
El Hospital de Panzi es conocido por su especialidad ginecológica, incluyendo la reparación de fístula obstétrica. Mukwege capacita al personal para trabajar en estas complicaciones, con la colaboración de -entre otros- el Hospital de Fístula de Addis Abeba y la Escuela de Medicina de Harvard.
A partir de 1999, el Dr. Mukwege comenzó a advertir un nuevo nivel de violencia sexual extremadamente cruel al este de la RDC. Empezó a ver pacientes cuya vagina y recto habían sido enteramente destruidos con cuchillos u otros objetos. Desde entonces, el Dr. Mukwege y su equipo han tratado a cerca de 40.000 mujeres víctimas de violencia sexual.
El propio Dr. Mukwege atiende a 20 pacientes por día, de las cuales entre 7 y 10 sufren de problemas de salud y lesiones debidas a la violencia sexual. En comparación con otros padecimientos tratados en el hospital, éstos constituyen los mayores desafíos psicológicos y quirúrgicos. El Dr. Mukwege ha informado de casos en los que una mujer a quien él ha tratado con éxito, es violada nuevamente y regresa al hospital, sin más oportunidad para el cirujano que reparar sus órganos reproductivos otra vez.
En palabras del Dr. Mukwege, "Los autores de estos crímenes destruyen la vida desde su punto de inicio. Las mujeres ya no pueden tener hijos. A menudo se infectan con el SIDA y propagan la enfermedad. Sus hombres son humillados. Así que los violadores destruyen todo el tejido social de sus enemigos, sus comunidades, sus futuras generaciones, sin siquiera matar a la mujer. Una línea se ha cruzado aquí que debería haber sido un tabú absoluto. Pero debido a que esas partes del cuerpo por lo general no son visibles, esto no es tan obvio como otras formas de mutilación." Un gran problema en la República Democrática del Congo es que los violadores gozan de un alto grado de impunidad, aun cuando puedan ser identificados.
En 2013, el Hospital de Panzi tenía 398 empleados y un presupuesto anual de USD 3,2 millones. El hospital cuenta con 450 camas, 250 de las cuales están reservadas para las víctimas de violencia sexual. Las pacientes que no pueden pagar la atención son tratadas de forma gratuita.
Aparte del apoyo médico, Panzi trata de proporcionar a sus pacientes ayuda psicológica, asesoramiento jurídico, y perspectivas a aquellas mujeres que no pueden volver a su vida anterior. Este trabajo incluye a DORCAS en Bukavu, un programa donde mujeres que han sido dadas de alta son entrenadas para recomenzar su vida con ayuda financiera.
Además, Mukwege ha puesto en marcha la Fundación Panzi, que cuenta con dos empleados a tiempo completo que trabajan fuera de las instalaciones del Hospital, dos abogados y ocho abogados voluntarios. La fundación provee a las víctimas de violencia sexual asistencia legal en torno a una serie de temas (herencia, derecho de familia, divorcio, adopción), orientación psicológica, capacitación en materia de derechos de las mujeres y vida familiar; trabajo contra el matrimonio temprano, asesoría sanitaria y capacitación para líderes comunitarias.
Reconociendo que su trabajo médico ayuda a las víctimas pero no puede evitar nuevos actos de violencia, el Dr. Mukwege viaja por el mundo dando innumerables entrevistas para alertar a la comunidad internacional acerca de los horrores del conflicto en el este de la RDC.
Según él mismo nos cuenta, "En realidad, este conflicto no es sobre cuestiones étnicas, pero es un conflicto territorial sobre los recursos mineros. La región de Kivu es rica en coltan, que es necesario para los teléfonos móviles y computadoras portátiles. Sin voluntad política, la situación no va a cambiar. Los problemas de fondo no los puede resolver mi trabajo."
El Dr. Mukwege dice que la RDC necesita una fuerza policial profesional predominantemente femenina y un ejército que proteja su pueblo y excluya a quienes han destruido el país. Mukwege teme que las fuerzas de paz internacionales abandonen el país antes de que se hayan establecido un ejército y una policía funcionales y entonces llegue el verdadero caos. También exige un tribunal penal internacional para la RDC como los de Sierra Leona y Yugoslavia.
En un discurso ante la ONU el 25 de septiembre de 2012, Mukwege pidió la "condena unánime de las Naciones Unidas a los grupos rebeldes responsables de estos actos de violencia sexual y acciones concretas respecto a los Estados miembros de las Naciones Unidas que apoyan estas barbaridades de cerca o de lejos. No necesitamos más pruebas, necesitamos acciones, medidas urgentes para detener a los responsables de estos crímenes contra la humanidad y para llevarlos ante la justicia. La justicia no es negociable."
Un mes después de este discurso de Mukwege en la ONU, cinco hombres armados vestidos de civil asaltaron su casa en Bukavu mientras él no estaba. Cuando regresó en su vehículo, lo atacaron, pero uno de sus colaboradores, Joseph Bizimana, distrajo a los asesinos y fue asesinado por ello, pero salvó la vida de Mukwege. Las autoridades locales afirman que encontraron a los asesinos, pero no se celebró ningún juicio y ninguno de los testigos fue llamado a declarar.
Mukwege decidió entonces escapar a Europa con su esposa y sus dos hijas. En su ausencia, grupos locales de mujeres protestaron ante las autoridades contra el ataque, comenzaron a recolectar dinero para que Mukwege volviera a casa, y le prometieron que garantizarían su seguridad con grupos voluntarios de 20 mujeres vigilándolo por turnos durante todo el día.
Motivado por el coraje y apoyo de las mujeres, Mukwege volvió a Bukavu en enero, para alegría de la comunidad.
Actualmente vive y trabaja día y noche en el Hospital de Panzi, continuamente acompañado por dos guardaespaldas.
En mayo de 2013, el Hospital de Panzi informó que ahora hasta los niños pequeños se están convirtiendo en víctimas de violencia sexual: cuando nueve niñas no mayores de cinco años fueron brutalmente violadas en Kivu del Sur, dos de ellas murieron por las lesiones y las restantes fueron tratadas en el Hospital de Panzi por severas complicaciones.
Entre los numerosos premios otorgados al Dr. Mukwege están el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (2008), el Premio Olof Palme (2009) y el Premio Internacional Rey Balduino para el Desarrollo (2011). En 2009, el periódico nigeriano Daily Trust lo nombró "Africano del Año". También recibió el Primer Premio de Derechos Humanos 2013. El Dr. Mukwege fue premiado en la edición 2013 de los Right Livelihood Awards "por su valiente trabajo curando mujeres sobrevivientes de la violencia sexual en tiempos de guerra y por alzar la voz acerca de sus profundas causas". En 2014 fue reconocido con el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia que concede el Parlamento Europeo, por su lucha contra la ablación en África.
Cita de Denis Mukwege: ¿Dónde están los hombres en esta cuestión? No podemos resolver este problema si los hombres no se levantan. Deben ponerse de pie y decirles a los hombres que violan: No aceptamos esto.
Si usted no viola, pero se mantiene callado acerca de las violaciones, significa que usted las acepta.”
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