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El crecimiento del PIB se ralentizó en los últimos años, pasando de un 7.7% en 2018 a un 7.4% en 2019 a causa del descontento social y la consolidación fiscal para estabilizar la deuda pública. No obstante, la perspectiva económica del país es positiva; se estimaba una proyección de estabilización del PIB en torno al 7% para 2020 y 2021 debido a las reformas políticas y económicas en curso y la normalización de las relaciones con sus vecinos. El principal objetivo de dichas reformas es abordar los desequilibrios macroeconómicos y desbloquear los cuellos de botella estructurales y sectoriales, así como mejorar la gobernanza de las empresas estatales y fortalecer las capacidades institucionales. Las medidas para abrir sectores clave a la competencia, en especial el transporte, la logística, la manufactura y las telecomunicaciones, se espera que atraigan inversión privada y servicios de alto valor agregado, además del impulso de la competitividad. La política monetaria se ha ajustado en los últimos años, pero la inflación se mantiene alta. El gobierno está llevando a cabo reformas fiscales para impulsar la movilización de los ingresos y reducir los préstamos del exterior.
Por el lado de la oferta, la industria – en especial la construcción de parques industriales e inversiones en infraestructuras – y los servicios continuaron liderando el crecimiento en 2019. La transformación estructural se está dando, pero de forma lenta. A pesar de que la participación de la agricultura en el PIB ha disminuido, este sector continúa empleando a más de la mitad de la población. Por el lado de la demanda, el consumo privado y la inversión interna fueron fundamentales para el crecimiento de 2019. Las inversiones en transporte, como el ferrocarril de Addis Abeba – Djibouti y las reformas logísticas que se están llevando a cabo, incluidas las medidas de mejorar la conectividad ferroviaria producirán ganancias de eficiencia en el comercio y la fabricación.
En relación con el sector exterior, en el país persiste una alta dependencia de las exportaciones agrícolas, lo que ha contribuido a mantener déficits comerciales. Los principales clientes del país en 2017 fueron Sudán, Suiza y China, y sus principales proveedores son China, Arabia Saudí y la India. Su relación con España ha ido mejorando de forma continuada, y los sectores con mayor interés para las empresas españolas son el transporte, la energía y el agua.
Los obstáculos al crecimiento empresarial como la escasez de divisas, el suministro inestable de electricidad, el bajo acceso al crédito, las debilidades en las cadenas de suministro de materias primas, la escasez de mano de obra y la ineficiencia de la logística comercial persisten en el país, lo que reduce la capacidad de producción de las empresas. En este sentido, el marco de asociación público-privada de Etiopía diversificará las fuentes de financiamiento para el desarrollo del país, mejorará la sostenibilidad de la deuda y sostendrá las inversiones en infraestructura generadoras de crecimiento. Las reformas financieras en curso, particularmente para un desarrollar un mercado de capitales, mejorarán la movilización de recursos internos. El Gobierno pretende convertir a Etiopía en un país de renta media para 2024 mediante la ejecución de una política exterior para captar inversiones directas, con las cuales llevar a cabo el programa recogido en el Plan de Transformación y Crecimiento (GTP II) de 2015.
Fuentes: ICEX y African Economic Outlook.
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