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El PIB creció aproximadamente un 5% en 2019 y para 2020 se espera la misma proyección, impulsado principalmente por el consumo privado y las exportaciones. El desempeño económico sigue estando altamente correlacionado con los volúmenes y precios de los anacardos, motivo por el cual en el año 2018 los menores rendimientos de las exportaciones de este producto se tradujeron en menores ingresos, pues la agricultura es la principal fuente de ingresos nacionales. Para 2019 y 2020 se espera que la reducción del precio de los anacardos limite el presupuesto. Se estima que la inflación se mantendrá por debajo del 3%. El déficit presupuestario ascendió a un 5.1% en 2018 y luego disminuyó a un 2.8% en 2019. El déficit por cuenta corriente también se vio influenciado por las menores exportaciones de su producto principal, pasando del 1.6% del PIB en 2018 al 3.4% en 2019.
El país depende en gran medida de las importaciones, dominadas por maquinaria y materiales de construcción, combustibles y productos refinados, servicios y productos alimenticios y agrícolas. India sigue siendo el principal socio comercial y recibe más del 80% de las exportaciones de anacardos sin procesar. El país aún se encuentra inmerso en una fase de reconstrucción, por lo que en los próximos años pueden aparecer oportunidades de negocio en sectores de infraestructura, asistencia técnica y apoyo a la estructura productiva. Los compromisos de integración regional del Acuerdo Continental de Libre Comercio de África deberían acabar con las limitaciones comerciales y de crecimiento impuestas por la pequeña economía.
La agricultura necesita inversiones a gran escala y un entorno empresarial prometedor para los inversores, pero la falta de presupuesto socava la panificación y la implementación del desarrollo. Además, las repetidas oscilaciones de los precios del anacardo podrían desalentar a muchos pequeños productores y reducir tanto la producción como las exportaciones nacionales. En el país persisten grandes niveles de pobreza y desigualdad, y aproximadamente un tercio de la población vive en la pobreza extrema. A pesar de que el desempleo no es tan alto como en otros países africanos, el trabajo informal representa un gran problema estructural.
Las reformas institucionales están sentando las bases para una mayor participación privada, y los esfuerzos para atraer dicha inversión incluyen la creación de una Agencia de Promoción de Inversiones y Exportaciones y la firma del Pacto Lusófono específico para cada país. Por su parte, el Banco Central de los Estados de África Occidental ha lanzado un mecanismo para financiar pequeñas y medianas empresas nacionales. Las iniciativas nacionales son de gran importancia, pues se prevé que aumentarán la disponibilidad de electricidad y agua, mejorarán la comercialización del anacardo y abordarán las debilidades en el sector bancario, lo que debería aumentar la confianza del sector privado y contribuir al crecimiento y la estabilidad macroeconómica. Entre las nuevas inversiones para mejorar las oportunidades de empleo se encuentran la operación de una nueva fábrica de cemento en Bissau, completar la carretera Buba-Catió y la creación de una línea de transmisión de energía de las centrales hidroeléctricas subregionales.
Fuente: African Economic Outlook (AEO)
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