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Las perspectivas de crecimiento del PIB para los próximos años son positivas, debido al repunte de la agricultura y al mejor suministro de electricidad. El crecimiento estimado del PIB para 2019 se sitúa en un 5.0%, un punto porcentual más que el año anterior, a pesar de los efectos del ciclón Idai. El crecimiento se vio respaldado por una estabilidad macroeconómica continua y un mejor rendimiento agrícola, respaldado por políticas prudentes, un mejor financiamiento externo, términos de intercambio favorables y mayores inversiones en infraestructura de conectividad para el comercio. Para 2020 se prevé un crecimiento del 5.2% y un 5.5% para 2021. La inflación para 2019 se estimó en un 9.0% y la proyección para 2020 la sitúa en un 8.4%, muy por debajo de años anteriores. La reconstrucción posterior al ciclón creó presiones fiscales en el país. El déficit fiscal se estimó en un 5.9% del PIB para 2019 y se proyecta al 4.3% para 2020. El déficit por cuenta corriente se estimó en un 16.9% del PIB en 2019, con un pequeño aumento respecto del año anterior debido a la disminución en los precios del tabaco. Para 2020 se proyecta un deterioro de la cuenta corriente del 17.4% del PIB para 2020 y del 17.8% para 2021, impulsado por las importaciones de infraestructuras posteriores al ciclón.
La mantención continua de la estabilidad macroeconómica del país, sumado a la flexibilización monetaria de 2019 cuyo objetivo fue el de estimular la demanda, podría impulsar los flujos de capital, aumentar la actividad económica y restaurar el crecimiento, ya que respalda el crédito al sector privado. Por otro lado, el gobierno ha propuesto fortalecer el valor agregado a través del proyecto de ley de la Zona Económica Especial (ZEE) para regular las exportaciones a través de una estrategia nacional. El país también dará prioridad a las exportaciones de té, legumbres, semillas oleaginosas y minerales.
El desarrollo sin salida al mar de Malawi depende en gran medida del comercio exterior de puertos marítimos extranjeros, como el de Tanzania y Mozambique. El comercio es inestable, caracterizado por leyes que prohíben las exportaciones, la falta de infraestructura y la diversificación inadecuada. El tabaco representa el 50% de las exportaciones, y es muy vulnerable a la volatilidad de los precios; le siguen el café y el té. Las importaciones superan en gran medida a las exportaciones, y los principales bienes importados son los combustibles, los minerales y la maquinaria. Bélgica, Sudáfrica y Zambia son los principales proveedores del país. En cuanto a las exportaciones, Sudáfrica es el principal cliente del país, seguido de China e India.
A pesar de las buenas perspectivas económicas, las adversidades climáticas, los deslizamientos de la política fiscal y una menor confianza empresarial podrían dañar la economía. Además, los costes de recuperación del ciclón todavía persisten, por lo que el objetivo de reducir el déficit en un espacio fiscal limitado por el aumento de la deuda pública representa un desafío. Las medidas de reducción de riesgos para aumentar la resiliencia a los shocks para la mayor parte de la población dedicados a la agricultura impulsarían el crecimiento. Por otro lado, la falta de trabajadores cualificados hace que el mercado laboral sea disfuncional, lo que sugiere la necesidad de capacitación y educación para mejorar la empleabilidad y la productividad.
Fuente: African Economic Outlook (AEO)
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