Despin Tchoumke nació en Douala, en la costa de Camerún. Pero, si te lo encuentras por la calle, lo más probable es que te cuente que es de Burgos, y no estará mintiendo. Vivió en Francia y, desde 2004, en Madrid, donde trabaja. Se siente un camaleón. Cuando llegó a España todo eran promesas. Siguió la llamada junto con otros cientos de compatriotas. De Camerún a España. Pocos años después, mientras intentaba abrirse camino juntando trabajos precarios, el seuño, como las burbujas que lo sustentaban, pinchó, y él fue testigo de la caída. Ahora eran ellos, los españoles, quienes emigraban en busca de un país más próspero. ¿Cómo se ven estos bruscos cambios sociales y económicos a través de los ojos de quién llegó persiguiendo un sueño?

En la última década, ha conocido a las verdaderas dos Españas: una boyante y espasmódica, la que dejamos atrás, y otra crispada, la que ahora vivimos. La crisis económica dibuja en su mirada extranjera un país al completo, en sus peores y en sus mejores momentos. Tchoumke es un comunicador, y también un puente; alguien atravesado por las vidas de tantos y con el deseo de contarlo. Alguien, cosa rara, que aún tiene esperanza en la conciencia humana.

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