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Día Mundial de la lucha contra la Desertificación y la sequía

Las sequías se encuentran entre las mayores amenazas para el desarrollo sostenible, especialmente en los países en desarrollo. Las previsiones estiman que para 2050 las sequías afecten a más de las tres cuartas partes de la población mundial. Estas han aumentado un 29% desde 2000 y, a día de hoy, hay más de 2300 millones de personas que sufren problemas a causa de la escasez de agua.

La desertificación está causada fundamentalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas. La pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego afectan negativamente a la productividad del suelo.

Cada 17 de junio se celebra el Día Internacional contra la Desertificación y la Sequía para sensibilizar a la opinión pública sobre este tema y demostrar que existen soluciones y herramientas para combatir la desertificación si todos cooperamos.  Este año, el tema es "Superando juntos las sequías", y hace hincapié en la acción temprana para evitar consecuencias desastrosas para la humanidad y los ecosistemas planetarios.

Con este motivo, y en el marco del convenio firmado entre casa África y la Fundación Biodiversidad, se organiza el 16 de junio, en la sede de Casa Árabe en Madrid, una mesa redonda para hablar de todo ello desde la perspectiva de la gastronomía. ¿Cómo podemos contribuir desde la gastronomía a paliar la desertificación? Expertos seleccionados por el Basque Culinary Center hablarán de ello en una jornada de acceso libre y gratuito.

La forma actual de alimentarnos es insostenible. La producción actual de alimentos es la responsable de la pérdida del 60% de la biodiversidad.  La desertificación y degradación de la tierra deterioran su productividad, limitan los tipos de cultivos y merman su capacidad de absorción de carbono, y dan lugar a un ‘círculo vicioso’ muy perjudicial: para recuperar la productividad se aumenta de manera desmedida el uso de fertilizantes y pesticidas, incrementando la degradación del suelo y agravando las causas del cambio climático, que, a la vez, exacerba la degradación y la desertificación de los suelos.

Nuestro modo de alimentarnos es parte del problema, pero también pude resultar parte de la solución

Desde la gastronomía, disponemos de varias acciones para contribuir a frenar la desertización y sequía.  
Algunas de estas acciones son:

El slow food, un movimiento que nace en contraposición al fast food y que, como tal, proclama el disfrute de una comida saludable, de calidad, de temporada y ofrecida por productores de proximidad. Desde el punto de vista ambiental, se trata de una alimentación más respetuosa con el planeta. Prioriza, los ingredientes procedentes de la agricultura y ganadería ecológicas.

El consumo y apuesta por la agricultura ecológica, que tiene muchos beneficios: favorece la estructura, la fertilidad del suelo y la presencia de microorganismos beneficiosos para los cultivos; mejora la infiltración y retención del agua en el suelo y en el crecimiento de las raíces; favorece el desarrollo de los cultivos; mejor disponibilidad de los nutrientes que los cultivos necesitan para crecer; contribuye a la conservación del agua y a su calidad; mitiga los efectos del cambio climático; contribuye a una menor exposición del agricultor y de los consumidores a pesticidas y otros productos químicos; ayuda en el control natural de las plagas.

La ganadería ecológica también es buena para el medio ambiente, pues ayuda a cuidar el entorno natural, potencia la economía local, respeta el bienestar y la protección animal y es mejor para la salud que la ganadería convencional.

El consumo de plantas silvestres es reivindicado actualmente por los colectivos que promueven las ventajas de la dieta sostenible frente a aquella que obedece sobre todo a intereses económicos particulares.

Se ha experimentado un gran auge en la demanda de proteínas alternativas propiciado por el creciente aumento de la población que plantea la necesidad de asegurar la sostenibilidad en la gestión de este recurso mediante procesos más eficientes y la utilización de nuevas fuentes proteicas para el desarrollo de una economía más competitiva, sostenible e integradora (Estrategia Europea 2020). Además, contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pues en la actualidad, los gases de la ganadería suponen el 14,5 % del total que llega a la atmósfera.

Además del factor medioambiental, el consumidor busca alimentos más naturales y saludables, a lo que se suma el creciente mercado de la alimentación específica para deportistas a través de alimentos proteicos que incrementen o regeneren la masa muscular en condiciones de esfuerzos físicos intensos.

De todo esto y mucho más hablaremos en esta mesa redonda a celebrar el 16 de junio en la sede de Casa Árabe en Madrid. Acceso gratuito previa inscripción

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