Nuestra misión es acercar África y España
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Las salas de Casa África albergarán del 19 de octubre al 2 de marzo una selección de la obra producida hasta ahora por esta joven fotógrafa sudafricana. Comisariada por Sandra Maunac y Mónica Santos, la exposición es fruto del Primer Premio Casa África recibido por Zanele Muholi en la edición 2009 de la Bienal de Fotografía de Bamako (Mali). Este evento, también conocido como 'Encuentros Africanos de la Fotografía', supone una plataforma fundamental para que los fotógrafos provenientes de todo el continente y de la diáspora, siembren sus imágenes, ampliando y ensanchando el paisaje visual del panorama fotográfico internacional.
Dicho premio se compone de una exposición, que recoge una selección de la obra realizada hasta ahora por la artista premiada y de la publicación de un libro monográfico sobre su obra, que formará parte de una colección más amplia sobre la mirada de algunas de las mujeres que participan y que han participado en esta bienal.
El premio Casa África responde a un doble objetivo. Por un lado, busca visibilizar la fotografía realizada por mujeres africanas, de ahí que el premio se otorgue a fotógrafas y por otro lado, trata de colocar la fotografía africana dentro del contexto global, es decir pretende situar a las fotografías africanas en el mapa de la fotografía mundial sin caer en los lugares comunes del lenguaje fotográfico ni en los estereotipos vigentes. En definitiva, que dicha fotografía no se entienda como parte del resto sino del todo.
La obra de Muholi que presentamos en esta ocasión es según sus propias palabras un trabajo de «activismo visual». Todo su empeño y su lucha, cuyo carácter es plenamente político, consiste en otorgar la visibilidad que la comunidad negra de Lesbianas, Gays, Bisexuales, personas Transgénero e Intersexuales no tiene.
Muholi, al tratar dicha comunidad a la que no sólo pertenece y por la que lucha, sino también a la que considera que le debe su propia construcción identitaria y a la que se siente emocionalmente vinculada, consigue desafiar la hegemonía existente reescribiendo una historia visual que todavía sigue dominada por una visión etnocéntrica y patriarcal, y que continúa articulándose a través de un pensamiento heteromasculino, etiquetando por tanto a las lesbianas negras como las «otras».
Muholi adopta la fotografía como un impulso, como un acto de militancia que alerta sobre la triple exclusión que soportan las lesbianas negras en Sudáfrica, ya que deben de luchar contra el racismo, el sexismo y el patriarcado. Muholi denuncia, pero sobre todo —y ahí la fuerza de sus fotografías— no coloca a estas mujeres como victimas; al contrario, presenta a cada una de ellas como sujetos plenos.
Sin embargo, su trabajo de registro, recopilando la historia de estas mujeres y reescribiendo sus experiencias, no se compone únicamente de sus luchas, no sin esfuerzo, de su coraje cotidiano, de sus sufrimientos, de sus pérdidas y de sus mutilaciones internas y externas, sino también y fundamentalmente del amor presente en cada una de ellas.
La obra de Muholi desborda sensibilidad, intimidad, sentimiento pero sobre todo es indicial. Así, nos abre su vida —sus vidas— comparte con nosotros sus momentos de felicidad y de complicidad provocando un engrandecimiento de la relación de estas mujeres y sobre todo multiplicando los fragmentos de una historia que se escribe día a día.